La racialización de los elfos y las sirenas

En los últimos años, cada vez se busca más la igualdad y enviar mensajes políticos a favor de este ideal entre todas las minorías, ya sea por cuestión de sexo, o como vemos últimamente en todas las últimas grandes producciones, por cuestión de raza. Sin embargo, no siempre los cambios que realizan en las adaptaciones agrada a los más fans de las versiones originales y genera una polémica que daña una tendencia que se realiza con buena intención.

La inclusividad racial se refiere a la representación equitativa y respetuosa de personas de diferentes razas y etnias en la industria cinematográfica. Esto incluye tanto a los actores y actrices que aparecen en las películas como a los escritores, directores, productores y otros profesionales que trabajan detrás de cámaras.

La inclusión racial se hace por varias razones, pero en general, se trata de un esfuerzo por crear una sociedad más justa y equitativa. Históricamente, ciertos grupos raciales han sido marginados y discriminados, lo que ha creado desigualdades en términos de acceso a oportunidades, servicios, empleos y otros recursos. La inclusión racial busca abordar estas desigualdades y crear una sociedad más equitativa y justa para todas las personas, independientemente de su origen racial o étnico.

La inclusión racial también es importante para la representación adecuada y auténtica de todas las culturas y etnias. Durante mucho tiempo, la industria del cine y la televisión ha sido dominada por personajes blancos, lo que ha llevado a la falta de representación y la falta de oportunidades para actores y actrices de diferentes orígenes étnicos. La inclusión racial busca abordar esta falta de representación y asegurar que todas las culturas y etnias sean adecuadamente representadas en los medios de comunicación y en la cultura popular.

Esta inclusividad en el mundo del entretenimiento es importante porque permite a las personas de diferentes orígenes y culturas ver sus propias experiencias y perspectivas representadas en la pantalla. También ayuda a combatir los estereotipos y la discriminación al mostrar la diversidad y la complejidad de la vida humana.

Pero, lamentablemente, la inclusividad racial en el cine es una tendencia que parece estar en aumento en la industria cinematográfica moderna. Esta tendencia se ve reflejada en la recreación de cuentos y leyendas europeas, en las que se cambian los personajes de raza blanca por personajes de diferentes orígenes étnicos, en un intento de hacer que la historia sea más «diversa». Sin embargo, esta tendencia es problemática y debería ser cuestionada.

En primer lugar, la inclusividad racial no debe utilizarse como un medio para cambiar la historia original o para crear una versión diferente de ella que sea más «políticamente correcta». Las historias clásicas europeas tienen un valor cultural y literario único, y deberían ser preservadas y respetadas en su forma original. En lugar de modificarlas para agradar a una audiencia moderna, deberíamos celebrar y promover su riqueza cultural y narrativa.

En segundo lugar, la inclusividad racial en estas historias a menudo se siente forzada e incoherente con el contexto histórico y cultural en el que se desarrollan. Por ejemplo, la inclusión de personajes de diferentes orígenes étnicos en historias medievales europeas puede parecer poco realista, ya que la Europa medieval era una sociedad homogénea y poco diversa. Es importante tener en cuenta que la inclusividad debe tener sentido dentro del contexto histórico y cultural en el que se desarrolla la historia, y no debe agregarse simplemente para cumplir con una agenda política.

En el caso de la serie de Amazon Prime “Los Anillos de Poder”, la cual intenta relatar los acontecimientos de la Segunda Edad en la Tierra Media, es decir, miles de años antes de lo que ocurre en “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”. Se nos presentan a personajes que han enfadado a los más fans de la obra de Tolkien, puesto que los que se presentan de piel negra, como el elfo Arondir, la enana Disa, o un personaje que sí viene de los libros como es Tar-Miriel, resultan contradecir gravemente las descripciones que da Tolkien de estos personajes o razas.

En el caso de Tar-Miriel, uno de los pocos personajes que no es invención de Amazon, siempre ha sido descrita como una mujer blanca en los libros. De hecho, hay que tener en cuenta que Tolkien creó su obra con la intención de aportar una mitología a Inglaterra, pues la que había se perdió con las invasiones de los Vikingos durante la Edad Media, por lo que la Tierra Media representa Inglaterra o Europa. Tar-Míriel es una persona de la realeza de Númenor, los numenoreanos descienden de los Edain, los hombres que habitan la Tierra Media. Y los Dunedain, que son descendientes de los Numenoreanos que sobrevivieron a la destrucción del reino, son descritos por Tolkien como personas de estatura alta, con cabello negro, ojos azules grisáceos y piel pálida. Y los Dunedain del Norte tenían la piel más pálida que sus parientes de Gondor en el sur. Por lo tanto, aunque no se detalla exactamente la tonalidad de su piel, se sobreentiende que tienen la piel más o menos clara.

Por supuesto, en la Tierra Media sí que hay espacio para que todas las etnias de nuestro mundo se vean representadas, pero no de la forma de la que se ha ejecutado en esta producción. El mundo de Tolkien, en realidad recibe el nombre de Arda, y si vemos sus mapas nos damos cuenta de que se parece mucho a nuestro planeta. Además de los reinos que conocemos de las películas, hay otras tierras más allá. Por ejemplo está Harad, un reino que resulta equivalente al norte de África, o el reino de Rhûn, el cual sería equivalente a Asia, y corresponde con países como Irán. Ya puestos a inventar personajes, podrían haber creado personajes diversos en cuanto a raza pertenecientes a estos reinos, pero que no se contradijeran con la obra original.

En lugar de cambiar las historias clásicas para satisfacer una demanda de inclusividad, deberíamos centrarnos en crear nuevas historias que reflejen nuestra diversa y multicultural sociedad actual. En lugar de alterar las historias tradicionales europeas, deberíamos fomentar y apoyar a los escritores y creadores que estén dispuestos a crear historias nuevas y originales que representen la diversidad de nuestro mundo actual.

Como ejemplo tenemos el trabajo que está realizando Disney para adaptar sus películas más clásicas a un formato de live-action. Adaptaciones que son cada vez más controvertidas por sus decisiones de casting. Como es el ejemplo de “La Sirenita”, en la que Ariel va a ser interpretada por una actriz negra llamada Halle Bailey. Una vez más se toma un cuento europeo, en este caso de origen danés, y se adapta para cumplir con las demandas que exigen los ciudadanos estadounidenses.

En lugar de centrarse en la adaptación de historias ya existentes, Disney debería ser más creativo y estar abierto a crear nuevas historias y personajes. Esto permitiría a la compañía ser más inclusiva y respetuosa de todas las culturas y etnias. En lugar de tratar de adaptar un cuento de origen europeo para satisfacer una audiencia moderna, Disney debería crear nuevas historias con princesas negras, asiáticas y de otros orígenes étnicos que sean auténticas y respetuosas con las culturas y sociedades que representan.

En conclusión, la inclusividad racial en el cine no debería ser utilizada como un medio para cambiar las historias clásicas europeas. En su lugar, deberíamos centrarnos en crear nuevas historias que reflejen nuestra diversa y multicultural sociedad actual. Si queremos una inclusividad verdaderamente auténtica y significativa, debemos permitir que las nuevas historias surjan de manera natural, en lugar de forzar cambios en las historias clásicas para agradar a una audiencia moderna.

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